Turismo, Sostenibilidad y Experiencias Viajeras.

Turismo de Ideas

El Sur de Europa, y especialmente España será con el tiempo algo parecido a un parque de la naturaleza a dónde viajará el turismo europeo; en ese contexto el medio ambiente es un factor determinante. Escuché esta idea -con lo que se puede o nos estar de acuerdo- en los últimos años del pasado siglo verbalizada por un experto en gestión de espacios naturales. Entonces eramos responsables de una serie de programas de televisión dedicados al ocio y a  la naturaleza, un trabajo que nos permitió entender porque Extremadura  -un ejemplo- es una comunidad con un territorio natural extraordinario o porque se originaban dificultades en la armonización de los intereses de quienes habitan territorios protegidos con las demandas ecologistas. Aprendí la importancia de un término que aún permanece minimizado en muchos sectores tanto en el desarrollo económico general como en el específico del sector turístico: sostenibilidad.

Pensar en sostenibilidad es ahora mismo un ejercicio lleno de dificultades. Sí, efectivamente, la crisis económica es culpable de esa inquietud. Cuando los resultados económicos son óptimos y generan riqueza es más fácil hablar de energías limpias o de turismo sostenible frente a otro masivo y low cost. Cuando no hay dinero las expectativas parecen desmoronarse lo que nos lleva a errores que, lo más probable, se identifiquen como tales en el futuro inmediato. Si restringir presupuestos para educación nos lleva a pérdida de conocimiento y de competitividad futura, olvidar los conceptos de sostenibilidad como valor que demandan los nuevos viajeros revierte también en conceptos fundamentales para el futuro: la calidad y la diferenciación de propuestas viajeras frente a ofertas más masivas.

Como sucedía a finales del XX, el debate entre medio ambientalistas y quienes veían negocio y desarrollo en la explotación más o menos masiva de los espacios naturales,  aparece con la sostenibilidad. Una crónica sobre el encuentro organizado por la Organización Internacional de Turismo en Maspalomas en el Día Mundial del Turismo nos lleva a plantear estas inquietudes. En la reunión de la OMT se señaló que la previsión de crecimiento del turismo para 2020 en el Mediterráneo aumentará en  25-30 millones. Ese es el escenario y una de las cuestiones que se plantearon en el encuentro fue  ¿Cómo atraer a este público nuevo y mantener a los clientes actuales?.

Taleb Rifai, secretario general de la OMT señaló en Maspalomas que se han producido dos revoluciones en el turismo, la tecnológica y la de hábitos. Los viajeros quieren experiencias. Llegamos así a la clave del nuevo viajero: la demanda de vivir, de conocer y formar parte de una experiencia que le haga recordar satisfactoriamente el viaje y además recomendarlo a toda su red social. Y España suma una importante cantidad de territorios en dónde es posible ofrecer, vivir esas experiencias. Claro que ese es un producto que debe cumplir con criterios de calidad y en dónde la sostenibilidad sea una característica de la oferta. Como señalaban en el encuentro esa es la demanda de los turistas del norte de Europa que viajan a nuestro país. Y en paralelo seguirá el turismo masivo; cada vez con ofertas más competitivas en precio y otro turismo, el dirigido a los millonarios emergentes, los rusos. ¿Son compatibles? La respuesta tiene su dificultad. Primero ¿preocupa de verdad esa compatibilidad? Nuevamente la crisis condiciona el desarrollo. El turismo y las exportaciones son las escasas áreas económicas en positivo que tiene nuestro país, y es sobre todo el turismo convencional el que aporta dinero al PIB. Hay espacio para el optimismo; en la reunión de la OMT el responsable de la Secretaria de Estado de Energía Martí Scharfhausen indicó que “de la misma manera que se pasó de los grandes ordenadores mastodónticos a los pequeños portátiles o tabletas que dan servicio personal, en los próximos años se va a pasar de los grandes aparatos de energía, como pueden ser las centrales nucleares a la micro energía renovable personalizada para cada servicio. Martí propuso el etiquetado de sostenibilidad de cada producto turístico para que el cliente pueda elegir, como hace con la agricultura  ecológica.” Si se logra se habrá empezado a comprender que la sostenibilidad es también calidad; la primera demanda del nuevo viajero.

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