El turismo es como toda actividad socio económica una realidad abierta al análisis intelectual. Todas los meses se publican informes económicos, prospectivas, análisis del sector y cada cierto tiempo sociólogos o expertos en tendencias sociales nos ofrecen un punto de vista, una reflexión sobre la doble realidad humana del turismo, el hecho social – comunicacional, y el humano; el conocimiento personal de otras realidades, de otros espacios a través del viaje que siempre es perspectiva de emoción y entretenimiento. Estos días hemos encontrado varias reflexiones que pensamos que convergen en una manera de mirar el turismo como una actividad creadora y emocional.
Vicente Verdú publica un artículo en El País dónde reflexiona sobre Arte y Turismo a propósito del número de Revista de Occidente dedicado a esta temática. Verdú que conoce bien las tendencias de consumo cultural señala en su artículo: “Todo es turismo y todo turismo es a su vez, un arte: una singular manera de creación artística.//… el hecho turístico viene a explicar por qué hoy en el arte “vale todo” con tal de ofrecer distracción”. En otro diario, La Vanguardia, se publica una entrevista con Doménec Biosca , ensayista, conferenciante sobre temas turísticos, es decir un «evangelizador» de los nuevos modos de crear y consumir turismo. Doménec Biosca explica en la entrevista como uno de los grandes cambios del consumo turístico se relaciona con las emociones; una realidad sobre la que venimos insistiendo en Turismo de Ideas. Para Biosca hay que despertar las emociones. «Antes la gente iba de vacaciones; ahora quiere ser feliz de vacaciones. Hemos pasado del estar al ser. Antes, lo primero que reservábamos era el hotel, luego el transporte y, por último, las actividades, las emociones, lo que uno quiere vivir. Ahora el orden se ha invertido».
En esta ecuación falta un elemento importante, el precio; cuánto estamos dispuestos a pagar por vivir emociones que, -podemos deducir del artículo de Verdú- son distracciones, como visitar los mejores museos del mundo que son espacios temáticos de uso y consumo de emociones para el turista.
La experiencia, la emoción es ahora parte fundamental del éxito de la oferta turística y del modo de comunicarla en las redes sociales. El responsable de un establecimiento turístico además de conocer el negocio, debe ser un gestor de los contenidos emocionales que ofrece a sus clientes. Y no nos referimos exclusivamente a un resort enclavado en un entorno natural que en si mismo es emocionante y permite fácilmente ofrecer experiencias al turista. Un pequeño establecimiento debe ofrecer también esa emoción.
Viajar y contemplar una obra de arte es un entretenimiento cultural, una emoción por la que se paga. Conocer la gastronomía de un destino de manera participativa, conociendo los productos, comprando e incluso cocinando esos alimentos dentro de un taller gastronómico en el restaurante del establecimiento dónde nos alojamos es una experiencia. Del mismo modo la participación del viajero en una actividad de patrimonio cultural junto con quienes viven en esa localidad es una experiencia emocional. El valor está en comunicar esa oferta como una experiencia turística única y el añadido en generar nuevas actividades turísticas. Se trata de ofrecer al viajero la posibilidad de interactuar, de vivir experiencias y no de ser sólo un espectador de su propio viaje
El turismo emocional puede verse como una etapa natural en la evolución de cualquier viajero con cierta sensibilidad.Hay que saber qué se quiere vivir, compartir,experimentar. Y para eso hay que tener cierto bagaje previo, quizá más cercano a lo tópico:conocer la norma para salirse de ella o buscar la más adecuada para cada uno de nosotros.Aunque nosotros consideramos que no todo vale para ofrecer distracción y que el abuso de esas posibles experiencias y vivencias puede generar también cierta frustración. Aunque puedan tener valor añadido,aunque se pueda construir una oportunidad única y creativa,no podemos olvidar que a veces, la vivencia es, simplemente, ver cómo sale el sol en un lugar determinado.